El hecho de que tú tengas claro que al otro día no tienes que volver a tu trabajo porque renunciaste o porque te despidieron no significa que debas expresar todos tus pensamientos y comentarlos a tus compañeros. Así no estés de acuerdo con muchas cosas, lo más recomendable es dejar una buena imagen y actuar profesionalmente.
Siempre se deben dejar las puertas abiertas. Nunca digas en tu último día de trabajo cosas de las que te podrías arrepentir. Antes de hablar mal de la empresa, de tu jefe o de tus colegas, piensa en que la vida da muchas vueltas y que en algún momento tú podrías necesitar de esa organización o, quizás, que la persona que decide si te contrata o no en un futuro trabajo sea un exjefe o excompañero.
Aura Saavedra, líder coach y consultora en Talento Humano, dijo que nunca se deben usar expresiones como: “esta empresa no será lo mismo sin mí”, “por fuera voy a estar mejor” y “nunca más me volverán a ver”.
Saavedra añadió que así te despidan sin justa causa tú debes entregar debidamente el puesto. Dejar el cargo con cosas pendientes y mofarte de ello solo demuestra falta de profesionalismo y de responsabilidad.
De igual manera, Angélica Guarnizo, directora comercial de la Fundación Dale la Vuelta, sugirió que nunca se debe decir que del jefe no se aprendió nada o que en esa empresa no había ningún futuro.
Lo que sí se debería decir
Si las tienes, expresa tus palabras de agradecimiento con la compañía por el crecimiento y la oportunidad dada. Reconoce el aprendizaje a quienes de verdad les aprendiste y, si hay algún espacio para ‘quejarte’, “debería ser una retroalimentación controlada con el área de Recursos Humanos y no una retórica visceral entre pasillos a manera de chisme”, afirmó Guarnizo, de la Fundación Dale la Vuelta.
Pablo Alejandro Alzate
Contenido@elempleo.com
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