Es posible que usted esté viviendo una época de vacas gordas: buen salario, bonificaciones, retribuciones por cumplimiento de metas y hasta distribución de una parte de utilidades por concretar negocios que parecían estar más allá del alcance de su organización.
Fue un hit y usted, señor ejecutivo, tiene cheques por cobrar con varios ceros a la derecha y muchas tentaciones por satisfacer.
Un buen momento, sin duda alguna, y una oportunidad también para hacer un alto en el camino y entregarle unos minutos a la reflexión. ¿Qué hacer con esa ?lotería?? ¿Tomarse unas largas y merecidas vacaciones? ¿Girar el dinero al banco y dejarlo libre para convertirlo en plata de bolsillo? ¿Pagar deudas si es que las hay y comprar la última versión de la 4x4? ¿O adquirir a cualquier precio una finca de recreo, a la cual no le va a sacar el máximo provecho?
Estas y muchas otras opciones hacen palpitar el corazón y le niegan a la racionalidad optar por las decisiones más apropiadas que facilitan construir un futuro menos agitado y más llevadero, afirma el economista y analista de la firma Corredores Asociados, Ricardo Durán, quien vio mejorar el año pasado a muchos ahorradores, que le apostaron a la inversión más que al gasto innecesario.
A los ejecutivos, de por sí, les gusta la buena vida, son propensos a seguir la moda, son asiduos visitantes de los restaurantes más caros y están pendientes del último grito de la tecnología, aunque la subutilización sea tan notable como su precio.
Esto no es que sea malo, sostiene la catedrática universitaria y experta en recursos humanos, Luz Ángela Enríquez. Lo que sucede ?afirma- es que en muchas ocasiones los excesos no dejan campo para el ahorro y la inversión.
Escasez de cultura de ahorro
En Colombia, los empleados y ejecutivos de todo orden tienen una tendencia que conspira contra las buenas prácticas del ingreso, pues la decisión de ahorro viene después de los 45 años, según un estudio elaborado por la Universidad de los Andes, contratado por Skandia.
Es decir, cuando muchos ejecutivos empiezan a acariciar la cuerda descendente de la vida laboral. Sucede que en el país no existe la cultura del ahorro, afirma Juan Carlos Echeverri, decano de la facultad de Economía de los Andes, para quien la responsabilidad de este fenómeno es compartido.
A los jóvenes en el colegio y en la universidad se le enseña de todo, menos a elaborar y manejar sus propias finanzas. Sin embargo, nunca es tarde para hacer la reflexión y empezar a reservar parte de esos ingresos que cayeron del cielo o que constituyen salario, sea pequeño, mediano o alto.
Este año, los expertos tienen un menú de recomendaciones para los ejecutivos en materia de inversión y de ahorro que bien vale explorar.
? Aportes voluntarios a cesantías: no se conforme con el aporte obligatorio que le hace su compañía. Hoy por hoy, las administradoras de pensiones y cesantías tienen una variedad de planes para que usted nutra su cuenta individual.
El año pasado la rentabilidad promedio fue del 15 por ciento y se espera que en 2006 esta se mantenga. Hay que recordar que este tipo de aportes tiene exenciones tributarias y que usted puede escoger el portafolio más indicado con la orientación de un experto.
? Finca Raíz: después del desplome de los dos últimos años de la década pasada, la finca raíz se ha venido recuperando. El año pasado el sector inmobiliario tuvo un crecimiento de la valorización real del ocho por ciento, tasa que en el 2006 no se ve amenazada, según los pronósticos del presidente de Fedelonjas, Sergio Mutis.
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