5 de febrero de 2016
Podemos definir las emociones como energía en movimiento (Energy Motion) y como respuestas espontáneas del cuerpo ante estímulos del ambiente. Lo importante es reconocerlas y saber cómo gestionarlas para que no entorpezcan nuestro actuar y crecimiento. La idea es que se conviertan en nuestra palanca e impulsen nuestro trabajo.
Aunque existe una gran cantidad de emociones, las cuatro básicas son: alegría, tristeza, miedo y enojo. Manéjalas asertivamente.
Alegría: Esta emoción está relacionada con el placer experimentado por el cumplimiento de nuestras necesidades y deseos, por ejemplo, obtener un ascenso, recibir un reconocimiento a título personal o de nuestra empresa, cobrar un bono por buen desempeño, sabernos parte de un proyecto de negocio brillante, etc.
¿Cómo gestionarla? Dado que es una emoción placentera, no representa un “problema” y por ello poco nos preguntamos cómo gestionarla. La mejorar manera de hacerlo es aprovechar que la estamos viviendo para “grabar” esa emoción para las épocas duras, para aquellos momentos en que sintamos frustración, estrés, estancamiento, etc.
Tristeza: Podemos experimentarla por eventos que no suceden de acuerdo con nuestras expectativas, como no lograr una venta, no ser promovido a un puesto deseado, dejar el trabajo, despedir a un amigo, etc.
¿Cómo manejarla? La tristeza es una de las emociones menos aceptadas en el ámbito empresarial, sin embargo, es tan humana como las demás. Expresarla abiertamente puede impresionar a nuestros colegas y superiores, pero las lágrimas que salgan sanarán la tristeza con mayor efectividad que las que se queden atoradas en la garganta. Si vives un momento de tristeza laboral, busca un momento en privado para llorar, hablar, escribir, gritar, caminar, reflexionar… Pero no te aferres al sufrimiento. Desahogarse con un amigo o un coach puede ser muy útil para procesar eventos dolorosos.
Enojo: Las cosas no han sucedido como esperábamos. Nuestro equipo de ventas no ha logrado los resultados esperados, percibimos una injusticia en las políticas de la empresa, un compañero ha cerrado una venta que creíamos nuestra, se ha bloqueado el sistema operativo antes de que pudiésemos concluir con una tarea urgente...
¿Qué hacer? Respirar profundamente nos ayuda a liberar la sobrecarga de estrés, es mejor tomarnos unos segundos (o minutos) antes de dañar a alguien con un lenguaje (corporal, oral o escrito) violento. Preguntemos tres cosas: ¿qué me molestó en realidad?, ¿qué tan grave es esto visto en tres o seis meses? Y ¿qué puedo hacer ahora para solucionarlo o minimizar el efecto? Una vez resuelta la crisis, una cuarta pregunta es: ¿qué puedo hacer para evitar que en el futuro suceda algo similar? Si aún tenemos resquicios de enojo, lo mejor es liberarlo mediante rayones en un cuaderno, gritos o gemidos, aplausos o mediante la práctica de algún ejercicio físico.
Miedo: Está relacionado con la supervivencia, es decir, naturalmente experimentamos el miedo cuando nos creemos vulnerables. En el trabajo puede ser miedo a fracasar en un proyecto, miedo a ser juzgado negativamente, a enfrentarnos a un nuevo puesto o nuevas funciones, a ser demasiado exitoso y luego caer...
¿Cómo manejarlo? Pregúntate cuál es verdaderamente la raíz del miedo, qué pensamientos habitan nuestra cabeza...
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