En algunas instituciones educativas públicas y privadas se concede este periodo para que los docentes, con más de siete años de trayectoria, para que puedan realizar una producción intelectual o estudios de posgrado, en su mayoría de doctorado.
Sin embargo, algunos profesionales optan por viajar como método de descanso y desconexión, crecimiento personal y experiencia de vida.
Según expertos, este periodo permite la búsqueda de situaciones que ayuden a liberar el ritmo de la vida cotidiana. A continuación, se muestran casos de personas que invirtieron su año sabático en distintos propósitos. (Conoce algunos testimonios)
“Este tiempo fue un retiro espiritual” - Juan Carlos Vargas, periodista y director de una oficina de comunicaciones.
Para este profesional, el año sabático fue una forma de interrumpir su rutina tras ocho años de trabajo como redactor en un periódico. El cansancio y problemas personales por resolver lo llevaron a renunciar y enfocarse en otros planes.
“Me tomé el tiempo para buscar un lugar fuera de Colombia donde pudiera descansar. Encontré una zona en California (Estados Unidos), cerca del río Napa. Allí hay un espacio semicampestre, un poco alejado de la civilización. El cambio fue grandísimo, pasé de redactar artículos de automóviles a estudiar producción de televisión y gastronomía, además pude trabajar con una empresa vinícola en temas de mercadeo por internet”.
Por medio de este viaje, Juan Carlos tuvo una terapia de choque para desintoxicarse de la cotidianidad en la que se encontraba.
“Me ayudó a calmar mi temperamento, apaciguar la ansiedad, aprender otras habilidades en mi desarrollo profesional y dejar malos hábitos. También pude conocer nuevas personas y practicar otro idioma”.
“Es un premio al trabajo realizado durante varios años” - Eulalia Castrillón, sicóloga y docente del departamento de Educación de la Universidad del Cauca.
La educadora dedicó su año sabático para realizar una investigación sobre el suicidio en niños y jóvenes, que concluyó en un libro, editado y publicado por la institución.
“Durante varios años investigué el tema, recopilé entrevistas y tenía bastante material, pero no había podido organizarlo ni producir un documento que representara un beneficio social, por eso decidí solicitar ese periodo libre para profundizar y escribir un texto”.
Eulalia, con una trayectoria de cerca de 25 años en la Universidad, tuvo la oportunidad de culminar una meta que había postergado ydedicar su esfuerzo a un proyecto que representó un desarrollo importante en su carrera profesional.
“Luego de presentar el resultado de la producción intelectual mostré la investigación a la comunidad académica como un aporte. También entré conectada a retomar las materias y compromisos que tenía”.
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