Es común que a un jefe, supervisor o coordinador le lleguen varios detalles en Navidad. Sin embargo, se debe tener certeza de quién está brindando el regalo, qué intenciones tiene la persona que lo da y, sobre todo, qué clase de obsequio es y qué valor tiene.
Los anteriores cuestionamientos se deben tener en cuenta al momento de recibir un regalo, pues si bien muchos pueden tener intenciones positivas y desinteresadas, también se ven ofrendas con tintes de soborno e influencia.
Giovanna Cardinali, asesora de Desarrollo Organizacional, asegura que “si son regalos simples, de bajo costo como un chocolate, a mi parecer, no habría inconveniente en recibirlos siempre y cuando uno no sienta incomodidad o compromiso”.
Las dádivas que el empleado reciba no deben comprometer el trabajo ni las normas de la empresa. Por eso, es importante que la persona conozca el código de ética de la compañía para la que labora y cumplir con los mandatos que existen cuando un trabajador recibe regalos.
Cardinali agrega que si el presente es de un valor económico muy alto no se debe aceptar. Hay que comentarlo con la jefatura directa. Es bueno contar para que así no se preste para malos entendidos.
Una forma de no aceptar el regalo es decir que por políticas de la organización no es factible que puedas recibir la atención, pero que agradeces mucho el gesto.
Antes de recibir el obsequio, tú debes poner los límites de inmediato, para que después no te malinterpreten. “Siempre hablar con claridad y no dejar cosas entredichas, porque después eso puede jugar en contra”, aconseja Cardinali, y agrega que no es bueno aceptar regalos entre negociaciones, porque puede verse como corrupción o cohecho.
María Camila González, gerente general de Seguridad Selecta, complementa diciendo que en caso de que el regalo provenga de un proveedor es necesario verificar cuál es el lineamiento dentro del reglamento interno de trabajo de la empresa. “Por regla general, los proveedores envían detalles, no regalos ostentosos ni muy caros, ni que atenten contra la moral del empleado”.
“No se deben recibir aquellos obsequios que tengan relación con narcotráfico, dineros en efectivo o transferencias a la cuenta bancaria”, sentencia González.
Tú puedes recibir literalmente detalles que no lleguen a comprometerte en el plano profesional o personal. Unas agendas, lapiceros, chocolates y frutas, por ejemplo, se pueden aceptar. Bonos para comidas, para ropa, o boletos para eventos y viajes también se podrían recibir, aunque se debe consultar con antelación con el jefe inmediato para determinar que no afecten el libre desarrollo del trabajo, ni que condicionen al empleado. También es posible que los detalles se rifen entre los empleados o se entreguen a personas destacadas o necesitadas. Finalmente, si llegan regalos de montos económicos muy altos, es imprescindible que medie el área de Recursos Humanos o áreas superiores. De lo contrario, por un regalo, tú puedes terminar metido en problemas internos y hasta legales.
Códigos de ética
Una empresa suele tener en su código de ética lineamientos claros sobre el recibimiento de obsequios. “La aceptación por parte de un empleado a regalos empresariales ofrecidos por terceros se encuentra prohibida, salvo que sean obsequios de ‘merchandising’ que proveedores o clientes realicen ocasionalmente”, dice un ejemplo real. Además, en estos códigos de ética se suele determinar las áreas encargadas y los procesos para cumplir las reglas internas de la compañía. En conjunto, se define el destino de los regalos, el cual puede ser su devolución o un sorteo entre todos los colaboradores.
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Pablo Alejandro Alzate
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