Hoy en día, la capacidad para adaptarse al cambio es uno de los principales desafíos para el desarrollo personal y laboral. Por tanto aceptar la transferencia de ciudad o país representa un momento preciso para analizar la ocupación actual y planear su futuro. Bajo este escenario suele desencadenarse una disyuntiva entre familia y trabajo.
Según los expertos consultados, antes de apresurarse a decidir, mejor establezca conjuntamente con la empresa los tiempos de desplazamiento y la permanencia mínima en el nuevo cargo, además de evaluar beneficios económicos, proyección a mediano plazo y opciones de aprendizaje, entre otros puntos.
De manera paralela, el trabajador debe hacer una introspección en varios aspectos personales: adaptabilidad al lugar, ritmo de trabajo, funciones a realizar, actividades complementarias y soporte de la organización, no solo en temas de logística sino profesionales, a través del diálogo con el jefe y los compañeros para así ajustarse a la realidad del empleo, señala Leonardo Rocha, director de Desarrollo e Innovación de talento en Grupo T & S, compañía dedicada a la prestación de servicios de recurso humano.
Para este especialista, la familia es un factor fundamental para concertar la oferta. Por tanto es crucial analizar estabilidad emocional y responsabilidades personales, aparte de elementos laborales. Por ejemplo, si la persona es soltera o tiene un núcleo constituido por pareja e hijos determinará el tipo de desplazamiento (temporal o indefinido), el tiempo necesario para el traslado, los beneficios a negociar y, en síntesis, la adaptación a un lugar específico.
De otro lado, el reto de los trabajos que implican una nueva plaza suele significar madurez, ya sea en cargo, experiencia o salario. Para Carolina Realpe, especialista de Selección en Adecco, es necesario considerar que las grandes empresas tienen sus sedes en ciudades capitales y, generalmente, los desafíos son mayores al abrirse posibilidades de ascender o asumir altos compromisos.
Esta experta asegura que hay más ventajas que contras al desplazarse, porque “se alcanza desarrollo profesional, se aprende, se conocen otras culturas y formas de pensar que enriquecen la vida”. No obstante, puntualiza, que debe analizarse la estabilidad laboral con relación a la calidad de vida, mientras que el salario es un complemento que fija los parámetros de sostenimiento y bienestar.
Desde la experiencia
“Es una oportunidad de trabajo donde tengo relación con personas de diferentes culturas, lo cual me brinda mayores elementos para mi actividad profesional (...) Sin embargo, no siempre la familia puede trasladarse al sitio nuevo y esto me genera mayores costos e inseguridad emocional”, así lo manifiesta Germán Hernández, interventor administrativo de la Dirección de Regalías del Departamento Nacional de Planeación (DNP), para quien no fue difícil tomar la decisión de viajar a Arauca (Arauca) a realizar su labor actual.
De otra parte, Milagro Camargo, ingeniera civil especialista en impactos ambientales, ha desarrollado gran parte de su profesión en diversas áreas rurales, lejos de su ciudad de origen: Barranquilla. Según su experiencia, tal situación ha beneficiado su vida, gracias al contacto con población vulnerable, y ha transformado su visión frente a la realidad social del país.
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