De hecho los analistas ya empezaron a calentar el ambiente y a enviar mensajes a la antesala de la reunión.
Durante la Asamblea Anual Confecámaras, el director de Fedesarrollo, Mauricio Cárdenas -que por cierto hizo parte de la Comisión como ministro -, puso el siguiente dato sobre la mesa: más de 5,6 millones de colombianos ni siquiera devengan el mínimo.
De modo, que si se hace un incremento elevado, a toda esa gente le queda más difícil alcanzar las uvas del salario mínimo.
Ahí, seguramente, debe estar el 60 por ciento de los 10 millones de colombianos que dependen del autoempleo, de acuerdo con un estudio de la Universidad Nacional, y que tampoco alcanzan al básico actual de los 433.700 pesos.
El Banco de la República, el rey de la meta de inflación, un indicador que es esencial para determinar el incremento, no ha pronunciado palabra alguna, pero cargará con el estigma de haberse sobredimensionado en la propuesta del año que está por terminar.
Ellos continuarán con la teoría de la meta de largo plazo, por lo que es previsible que le jueguen a una inflación similar o un poco inferior a la que determinaron para el 2007 y que, en principio, arruinó los precios de los alimentos, primero por la sequía y luego por la lluvia.
Y sobre esa base, el Gobierno y los gremios harán las apuestas, adicionándole 1,5 ó 2 puntos por productividad.
El presidente de la República, Álvaro Uribe, ya encendió ese bombillo que será un factor importante para direccionar las negociaciones.
Eugenio Marulanda, presidente de Confecámaras, no explicó en qué consiste el aumento generoso, y muy bien conocida es la fórmula de la Andi y de Fenalco: debe ser algo muy parecido a la meta de inflación.
¿Por qué? por una explicación elemental de los monetaristas: los salarios son inflacionarios y en consecuencia lo que se gana por la vía del ajuste en la remuneración se pierde por la elevación de precios.
En síntesis, esta será una negociación del salario con muchos tintes ideológicos y políticos. Hay quienes afirman que hasta la posibilidad de una segunda reelección presidencial jugará en la definición.
¿De cuánto será? Con concertación o sin ella, la balanza se inclina hacia un 6,5 ó 7,0 por ciento. ¡Todo, sin embargo, está por verse!
Más que un salario
Pero elempleo.com supo que las centrales obreras no van solo tras el reajuste salarial, pues tienen un arsenal de consideraciones que calentarán la negociación.
Ellos aprovecharán el escenario para revivir el debate sobre la necesidad de impulsar una contrarreforma laboral que restablezca el recargo nocturno a partir de las 6 de la tarde y que los domingos y festivos se paguen triples como sucedía antes de la Ley 789 de 2002.
Para ello harán uso del estudio del Centro de Investigaciones para el Desarrollo de la Universidad Nacional, según el cual la reforma laboral no cumplió con las premisas de generar más empleo productivo y dignificar el trabajo.
Este documento, que sirvió de base para que el Procurador General de la Nación, Edgardo Maya, le solicitara a la Corte Constitucional revisar la exequibilidad de la Ley 789, será uno de los caballitos de batalla de las centrales obreras para mejorar la posición negociadora.
Además aprovecharán otro papayazo: las cifras oficiales, según las cuales el subempleo en Colombia supera el 36 por ciento, una de las tasas más altas de América Latina.
Los sindicatos también irán tras la eliminación de la competen...
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