Durante las últimas décadas la educación aplicó un modelo tradicional en donde se volvió popular la imagen de un aula de clase cuadriculada con un maestro frente al tablero que le habla durante horas a estudiantes “pasivo”, es decir, que no pregunta, no entiende, ni se interesa por el tema. Ante esta crisis que ha sido más evidente en países de Latinoamérica, algunos colegios ya empiezan a aplicar metodologías innovadoras que van más allá del uso de las tecnologías y que buscan transformar las dinámicas en las que se fundamentan los procesos de enseñanza-aprendizaje por medio de las emociones, la creatividad y la diversión.
Un tema fundamental en el país, teniendo en cuenta que la última consulta Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes que realizó UNICEF en Colombia, descubrió que cinco de cada 10 niños y adolescentes consideraban que únicamente aprendían lo suficiente o poco en su escuela. Entre sus razones estaban las de que: “hay clases aburridas”, “no entienden las explicaciones”, “los profesores no enseñan bien”, o “no sirve para nada”.
Teniendo en cuenta esta situación, qué pasaría si se cambiara el examen de opción estandarizado u opción múltiple, por un cuarto de escape o ‘escape room’, en el que los estudiantes tuviera que usar la lógica, creatividad y el trabajo en equipo para resolver una serie de acertijos en donde se hicieran las mismas preguntas del examen, pero esta vez, no con el objetivo de obtener una nota, sino con el de salir o escapar en menos de 60 minutos.
Resulta que en Colombia, el Cartagena International School, un colegio basado en educación STEAM (el acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas), decidió aplicar está herramienta pedagógica para elevar los niveles de aprendizaje, mientras se desarrollan habilidades blandas o habilidades esenciales del siglo XXI que estén integradas por “las 4 C” (comunicación, colaboración, capacidad de pensamiento crítico y creatividad).
Esta práctica que parece tan innovadora ya empieza a ser tendencia a nivel mundial, y diferentes investigaciones han demostrado que los procesos de aprendizaje que influyen en las emociones de los estudiantes, promueven mejoras en su capacidad de razonamiento, memoria, toma de decisiones y especialmente en la actitud para aprender.
“Nuestra filosofía de pedagogía emergente nos llevó a tomar algo que es interesante de forma innata y natural para los niños como los juegos de escape y a mezclarlo con contenido de valor, de esta manera, creamos aprendizaje significativo alejado de la saturación, el cansancio o el aburrimiento que pueden vivir los estudiantes a diario”, explicó la presidente del Cartagena International School, Daniela Carvajalino.
Con esta actividad los estudiantes desarrollan habilidades de forma transversal y experiencial, lo que hace que quieran aprender. Incluso, lo más interesante de esta metodología es que se aplica a áreas académicas que suelen ser difíciles y monótonas en su enseñanza como: historia, ciencias, química e incluso matemáticas, ya que quienes juegan tienen que resolver preguntas relacionadas con la temática para poder encontrar nuevas pistas.
De acuerdo a un estudio realizado por catedráticos de diferentes áreas de la Universidad de Granada, España, que buscaba determinar cómo influían estos espacios en el aprendizaje de estudiantes de maestría, reveló que el 90% de los participantes aseguraba que estas salas de escape eran divertidas y en consecuencia más motivadoras.
Así mismo los estudiantes señalaron que sus capacidades, como la resolución de problemas y el pensamiento crítico (16,7%), la colaboración y la formación de equipos (50%) y aprender a trabajar bajo presión (13,4%), se pusieron en práctica durante esta experiencia.
Daniela Carvajalino resalta que en el Cartagena International School entendieron que hay emociones que ayudan a aprender, como por ejemplo la curiosidad, y que así mismo hay otras que limitan significativamente el aprendizaje como el miedo. “Con los ‘escapes room’ logramos mantener motivados a los estudiantes y mantener su atención para que así les sea más fácil recordar, conectar el contenido con la vida real y aplicar dicho aprendizaje”.
Esta institución busca que el ‘escape room’, sea una salida de escape para las clases tradicionales y que aporten valor a la vida de los estudiantes, que se vea reflejado su rendimiento escolar y que promueva en ellos una visión global con impacto social local.
Daniela Carvajalino concluye con la idea de que el sistema educativo colombiano va dirigido a los estudiantes en los que predomina el cerebro izquierdo, “es decir: lógicos, analíticos, numéricos, racionales y de aprendizaje visual. Sin embargo, ellos tan solo son el 5% de los jóvenes. El 95%, es decir, quienes son cerebro derecho y central, quedan por fuera de los sistemas educativos tradicionales y estas metodologías nos permiten involucrar”.
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