?Tenía empleo estable en una empresa; cuando estaba por completar cinco años, recibí una carta en la que me explicaban que por cambios de administración se había decidido hacer recorte de personal, pero realmente al único que despidieron fue a mí?, afirma Oscar Garzón, paciente seropositivo de la Fundación Eudes.
Para él, en el país las oportunidades laborales a las que acceden personas con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) son muy reducidas, dadas las condiciones de discriminación.
?Era un empleado bueno, responsable, con las mismas capacidades de cualquier otro, pero desafortunadamente el hecho de tener Sida determinó mi salida del trabajo?, agrega Garzón, de 40 años.
El caso de Oscar no es aislado; de hecho, un informe realizado por la Fundación para la Investigación y la Prevención del Sida en España revela que las tasas de empleo de personas con VIH podrían ser inferiores a las de la población general y que posiblemente la pérdida del puesto y de los ingresos se presenta cuando se diagnostica el virus.
A lo anterior se añade que a pesar de tener conciencia sobre la irregularidad que significa el despido de un empleado que vive con la enfermedad, los empresarios que hicieron parte del estudio admiten que un potencial candidato puede no ser contratado si se supone que su problema de salud lo incapacita para realizar las funciones previstas en el puesto.
?Una compañía no se interesa por contratar a un aspirante que tiene perfil ?espectacular?, hoja de vida ejemplar, con PHD, pero con VIH; obviamente esto no les sirve porque se va a enfermar, va a tener que pedir permisos, estar medicado y sobrellevar cambios de humor, entre otras cosas?, argumenta Laura Martínez, funcionaria de la Fundación Eudes.
En este contexto, la acción frente a este tipo de situaciones se vuelve urgente; más aún cuando la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que la epidemia amenaza medios de subsistencia, productividad, crecimiento económico y derechos laborales.
?La exclusión provocada por el VIH se ve alimentada por el miedo, las ideas falsas, y tiene que ser afrontada como parte integrante de los programas en el lugar de trabajo?, puntualiza el organismo en el documento ?Cómo hacer frente al rechazo y la discriminación?.
Martínez coincide en que al interior de las empresas existe desinformación frente al tema y apunta que si se respetan las normas higiénicas y sanitarias, los riesgos de contraer la enfermedad son inexistentes.
?Desde la fundación vamos a las compañías, les decimos que no se van a infectar por tocarlos, compartir el escritorio o convivir con ellos; no obstante, después de hora y media de charla, la gente sale diciendo ?uno nunca sabe? ?, comenta.
En el panorama colombiano, las relaciones con los empleados infectados por el VIH se regulan a través del Decreto Reglamentario 1543 de 1997, que establece la prohibición para realizar pruebas que determinen la enfermedad como requisito obligatorio para el acceso o permanencia en cualquier actividad laboral.
Además enfatiza en que es decisión del trabajador informar sobre su estado al empleador, quien deberá brindar las oportunidades y garantías suficientes de acuerdo con la capacidad del colaborador.
A pesar que la normatividad colombiana y los repertorios internacionales dictaminan que una infección por VIH no constituye causa justificada de despido, según Martínez de la Fundación Eudes, se presentan traslados de sede, cambios de oficina, propuestas de trabajo en casa e, incluso, gestiones para otorgar pensión de invalidez, acciones que resultan sutilmente discriminatorias e impulsa...
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