Como resultado del incremento del home office y el uso de herramientas digitales para la implementación del teletrabajo durante el último año, la capacitación empresarial se hizo relevante en diferentes ámbitos. Las compañías se dieron cuenta que el entrenamiento y la actualización de los colaboradores es una oportunidad para mejorar, en el corto plazo, las habilidades técnicas y blandas; así mismo, permite incrementar en más de 20% la productividad en los procesos y reduce cerca de un 40% los niveles de rotación de personal.
Según datos del Banco Mundial, las empresas latinoamericanas hacen importantes inversiones en el desarrollo de habilidades de sus trabajadores: desde 2010, América Latina sobresale como una de las regiones del mundo en las que más del 40% de las compañías ofrecen capacitación a sus empleados. Solo en Colombia, de acuerdo con cifras de MinTrabajo, aproximadamente el 80% de las organizaciones cuenta con programas de capacitación.
De hecho, un reciente sondeo que hizo este Ministerio a 421 empresarios, revela que el 50% de las áreas de personal o de recursos humanos actualmente invierten menos de $50 millones en este tipo de entrenamientos corporativos, frente a un 22% que destina recursos hasta por $200 millones.
La capacitación empresarial continúa generando resistencia
A pesar de su crecimiento –en el último año este tipo de actividades se incrementaron un 25% frente a años anteriores, así lo confirmó en un estudio reciente de Deloitte–, algunas áreas de personal y de recursos humanos en las empresas las continúan asociando a un gasto y no a una inversión, la relacionan con cursos forzosamente presenciales y que consumen tiempo de trabajo afectando así la productividad. Finalmente, argumentan que en el mercado actualmente es muy difícil encontrar capacitaciones efectivas.
De hecho, un reciente reporte de hackU, la primera startup colombiana que promueve el autodesarrollo y democratizó el acceso a la educación continua a través de WhatsApp a personas no nativas digitales en toda Latinoamérica, confirmó que este tipo de dificultades se asocian especialmente con tres aspectos: uno, la mentalidad de muchos gerentes o directores de recursos humanos y tomadores de decisión en las áreas de personal; dos, la cultura laboral; y tres, la tesis que asegura que este tipo de actividades gastan demasiado tiempo afectando la productividad de los colaboradores.
Precisamente Santiago Salazar, CEO y Cofundador de hackU, asegura que la respuesta a estos problemas es el autodesarrollo, ya que es una forma de aprendizaje menos asistida pero más comprometida.
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Así lo confirman también los expertos de recursos humanos y encargados de actividades de capacitación de reconocidas compañías de logística, seguros e e-commerce en Colombia, quienes coinciden con Salazar en que la pandemia trajo nuevas necesidades de formación empresarial y que, al mismo tiempo, el entrenamiento corporativo se volvió una prioridad para enfrentar las crisis en temas de estrategia, liderazgo y gestión de conocimiento.
“Aprendimos a improvisar estratégicamente estando preparados, con un modelo de presencialidad asistida digitalmente. Pero para pasar de lo presencial a lo virtual debemos adoptar ciertas metodologías, y creo que ahí está emergiendo una línea de aprendizaje. Aprender a crear nuevos entornos y trabajar de manera eficiente”, asegura Billy Escobar, coordinador de Gestión de Conocimiento y Aprendizaje del Grupo TCC.
De cara al escenario post pandemia, otras necesidades educativas tienen que ver con el liderazgo y la toma de decisiones. De hecho, Diana Báez, jefe de Bienestar y de Incentivos de Alkosto, afirma que, “el liderazgo desde la transformación personal y también el autodesarrollo son temas muy importantes, incluso nos han llevado a desarrollar nuestros propios programas para estimular estos aprendizajes”.
Es por esto que todas esas nuevas necesidades educativas han generado una mayor oferta de servicios de capacitación empresarial, por lo que es importante que en el autodesarrollo los colaboradores aprendan a discernir y gestionar su tiempo para aprender adecuadamente, en tiempo y forma, y con resultados a largo plazo.
Los expertos coinciden que, bajo el nuevo contexto global, el autodesarrollo como parte del entrenamiento corporativo es prioridad para que los colaboradores se mantengan vigentes en el mundo laboral, para transformar el mindset, mirar con resiliencia los obstáculos y para que los empleados se sientan motivados a seguir creciendo y aprendiendo.
“El autodesarrollo de alguna manera siempre ha estado, y probablemente durante la pandemia se volvió más relevante por la gran cantidad de cambios que se nos demandó de inmediato. Es una realidad que no va a cambiar y los cambios serán cada vez más rápidos y necesarios. Esta capacidad de desarrollo que generamos en las organizaciones nos permitirá adaptarnos a través del tiempo”, concluye Salazar de hackU.
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