Quienes nunca están desempleados tienen claro como un imperativo que se deben ?vender?. Hacen con su profesión, con sus habilidades y destrezas lo que las empresas con sus productos: mostrarlos, aplicarles marketing.
El pensamiento correcto es: yo voy a facilitar un trabajo, voy a dar energía, y en contrapartida, conseguiré algo de la compañía.
¿Han visto ustedes que en Colombia hay personas que tienen su ?Yo S.A.?? Se muestran, son participativos, asisten a eventos. Otros, en cambio, se resignan a desempeñar las funciones asignadas y luego se esconden, a pesar de sus notables capacidades y talento.
¿Cómo no pensar en la red de contactos? Mucha gente cree que tiene conocidos y amigos, pero es en el momento de la crisis cuando descubre lo contrario. Se desperdició la oportunidad de tener conexiones efectivas, de esos que están en profesiones similares o muy rankiados.
Con ellos hay que estar, compartir espacios deportivos, culturales y sociales. Al fin y al cabo son los que en situaciones de dificultad le pueden prestar la mano. Pero hay que construir esa red con disciplina, tenacidad y decisión.
Así lo hizo, por ejemplo, una reconocida asesora financiera de Wall Street, que tiene el privilegio natural de poseer un alto índice intelectual. Cuando le preguntaron en cierta ocasión a qué le atribuía su éxito, no dudo en responder: a mi red social.
Ella tenía la sana costumbre de apuntar los nombres completos de las personas nuevas que encontraba y en el menor tiempo posible los llamaba. ¿Cómo no iba a tener las puertas abiertas en todas partes?
La edad manda
Un punto sustancial que abordan los autores es la adaptación de la vida laboral a la edad y distinguen tres períodos básicos:
1. A los 25 años
?Lo que le decimos a esta es que se tomen el tiempo de pensar realmente lo que quieren hacer, ya sea venta, gestión, arte?, señalan.
Aquí no deben verse influidos ni por los padres ni por el entorno social. Al contrario, necesitan el coraje suficiente para plantarse y afirmar que esa es el área concreta en la que quieren desarrollarse.
2. De los 30 a los 40 años
El siguiente período, de los 30 a los 40 años, corresponde a trabajadores que ya están ubicados en una rama específica, en la cual generalmente son muy productivos.
3. A partir de los 40 años
En esta edad todo puede ser más complicado. Es un momento para replantearse, tal vez, un cambio de rumbo.
Por ejemplo, si está en una multinacional, quizás sea hora de constituir una Pyme. Esto está muy relacionado con una nueva forma de trabajo que va a aparecer en los próximos años: el ?free-lance? o consultor externo.
Pero no hay que esperar estar afuera para tomar la decisión. Es cuando se está adentro que se empieza a ventilar la idea, a hacer las consultas y estudios respectivos.
Después del despido es mucho más difícil encontrar una fuente de empleo que cuando se es activo y se tiene un pleno reconocimiento social y profesional.
Mucho pragmatismo
Los que siempre están empleados son estratégicos. Desarrollan competencias útiles para la empresa, son flexibles al cambio y generalmente saben sustituir la autoridad por el carisma.
Existen otras aptitudes como preferir ?ser? a ?parecer?, utilizar la forma de inteligencia, gestionar la contradicción, asentar nuevos poderes, desarrollar la creatividad, anticiparse al cambio, gestionar mejor el...
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