El gran reto de las empresas no está en definir una política corporativa basada en valores, sino en cumplirla al pie de la letra, sin brindarle una sola posibilidad a las trampas éticas por imperceptibles que parezcan.
Es un desafío que produce vértigo, en un mundo ensimismado por la competencia, el paradigma de las metas y objetivos y la lucha por evitar la ?muerte súbita? de las empresas, pero paralelamente es la garantía para construir confianza, lealtad y admiración en el largo plazo, atributos que generan fidelidad entre clientes y usuarios.
¿Cuáles son esos valores perdurables? Innegablemente cada compañía, dependiendo de su objetivo social y sus políticas corporativas, los tiene definidos y, aunque unos son consecuencia de otros, a toda organización no le deben faltar los siguientes parámetros:
? Integridad
? Respeto por la gente
? Calidad, servicio
? Desempeño
? Justicia
? Innovación
? Compromiso social
? Aptabilidad
? Transparencia
Un buen líder, un gerente o un directivo (cualquiera que sea su jerarquía), se habrá salido de su responsabilidad y estará muy cerca de caer en los vicios de la ?contaminación? si subyuga estos principios a otro tipo de intereses.
?En nuestra vida privada y empresarial, muchas veces nos encontramos ante situaciones en la cuales el hilo que separa lo ético de lo no ético es muy fino?, afirma la consultora empresarial, Rosa Caballero de Badano, quien recalca categóricamente que los valores son la brújula para guiar las decisiones.
Sin embargo advierte que esos principios no surgen de la nada, sino que se deben cultivar como se cultivan las virtudes: con la práctica paciente y constante, la humildad de cometer errores y enmendarlos y la generosidad de ayudar a crecer a los demás.
Ser correcto paga
La integridad inspira respeto y confianza, afirma Sebastián Escorne, para quien los líderes deben tener integridad intelectual y profesional, es decir un respeto profundo a los hechos y a la racionalidad.
Una persona íntegra gozará de una buena reputación, esencial en el mundo de los negocios, y no tendrá temor de ser expuesta o descubierta.
La integridad brinda un camino seguro a través de la vida y evita caer en las trampas de la corrupción, la indelicadeza y los malabares financieros como ocurrió con los directivos de Enron, World Com, Tyccon y Health South Corp. El balance final: la quiebra o la liquidación.
Ante todo, respeto
Pero además, las empresas contemporáneas ya no tienen mercados cautivos y, por tanto, deben crear condiciones de respeto, tanto por el empleado como por el cliente.
Las organizaciones exitosas valoran a cada trabajador, le retribuyen bien su labor y se esmeran por su crecimiento personal y profesional.
A la vez, un servidor satisfecho generará sentido de pertenencia y buscará lo mejor para su empresa, lo cual se traducirá en satisfacción para el cliente o el usuario.
Al no existir mercados cautivos, el atención y la calidad son vitales y no será suficiente el nombre, la tradición y la marca, pues en el mundo actual hay muchos jugadores que están con el deseo de quedarse, por lo menos, con parte de la torta.
"La calidad del servicio se convierte en un elemento estratégico que confiere una ventaja diferenciadora y perdurable en el tiempo a aquellas que tratan de alcanzarla?, afirma en su trabajo sobre el tema, Carmen Ruiz Olalla.
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