El caso de la empresa finlandesa Vincit, que desarrolla softwares y que tiene a su cargo un poco más de 300 empleados que no cumplen horarios, no tienen jefes, ni están obligados a permanecer en la empresa por horas, ha llamado la atención en todo el mundo. En 2016, fue elegida como la mejor compañía en toda Europa para trabajar, según el instituto Great Place to Work, pero ¿este modelo podría aplicarse a todas las empresas?, ¿funcionaría mejor no tener jefes?
“El estilo holocrático de administración, es decir empresas sin jefes, ha venido funcionando para negocios como los de desarrollo de software y comercio electrónico, pero en la mayoría de empresas sigue pesando mucho el componente político. El referente de progreso y superación en nuestro medio pasa por ascender y ser jefe de otras personas y está muy arraigado en la cultura. El temor a delegar y a decidir se ve en ambas vías.”, explicó Patricia Vargas Rojano, gerente de Right Management de ManpowerGroup en Colombia.
El modelo también se ve en otras compañías, además de Vincit. Distintas empresas están buscando que el término ‘jefe´ se acabe, pues el mundo corporativo los está reemplazando por ‘líderes’.
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“Una empresa no necesita jefes sino líderes. Los jefes son aquellos que imponen su parecer por encima de las estrategias de las compañías, en cambio los líderes son conscientes de que existe una estrategia definida y actúan en pro de conseguirla, independientemente de que no haya sido partícipe de la definición de la misma. Por eso, para ser un buen líder hay que ser un buen liderado, es decir, aquel que no solo acepta que la empresa tiene una planeación estratégica, sino que contribuye para hacerla realidad”, agregó Felipe Jánica, socio líder de mercado Bogotá de EY Colombia.
Algunos que no son líderes son empleados tóxicos. “Los jefes son aquellos que desde que aspiran a una posición de mando se arriman a aquellos que tienen posiciones de mando para congraciarse con ellos y adularlos además. Una vez logran su cometido son quienes torpedean la ejecución de la estrategia para imponer su posición de poder”, analizó Jánica.
En el modelo holocrático se aplican círculos de trabajo, no jerarquías, lo que en muchos casos ha sido difícil de asimilar para quienes antes fueron jefes y para muchos empleados que no saben cómo manejar su nueva condición de iguales.
¿Se puede en Colombia?
“La figura de jefe ha migrado mucho en el mercado colombiano en los últimos años. En este momento vemos líderes mucho más participativos, que reconocen a su equipo y los empoderan en su respectivas áreas de desempeño, sin embargo, las organizaciones en Colombia siguen teniendo estructuras piramidales y culturalmente todavía nos cuesta trabajo visualizar organizaciones con organigramas en red, creo que este paso se irá dando mientras organizaciones y emprendimientos, que fueron formados en la última década por los que llamamos “millennials”, van creciendo y soportando estructuras de este tipo”, aseveró Carlos Roldán, gerente de la división de Recursos Humanos de Michael Page.
A pesar de lo anterior, es válido destacar el rol que puede cumplir un buen jefe en una organización. La responsabilidad de guiar al equipo de trabajo y de cumplir en conjunto y con motivación las metas propuestas hacen parte de sus mejores características.
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“Es probable que no podamos copiar de manera exacta un modelo de otros países y culturas, pero sí podemos trabajar para ayudar a crecer y madurar nuestra cultura corporativa, empoderando y apoyando a las nuevas generaciones a encontrar un estilo de trabajo que genere un ambiente laboral motivador, retador y autocontrolado”, puntualizó Vargas.
Sin importar el modelo administrativo o empresarial, son los individuos quienes a través de sus acciones basadas en valores y compromisos personales alcanzan los resultados, y esto se traduce en resultados colectivos más poderosos.
En ese orden de ideas, nadie tendría que vigilar el desempeño de otros, sino que más bien todos son responsables de todos.
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