En las últimas horas la noticia de la compra de Twitter, una de las redes sociales más populares a nivel mundial, ha puesto en vilo a millones de personas, ya que el magnate busca que las políticas de libertad de expresión sean más flexibles.
El hombre más rico del planeta, cuya fortuna es de aproximadamente 219.000 millones de dólares según Forbes, pagará 54,20 dólares a cada accionista de la firma, y el precio es un 38 % superior al cierre de las acciones del 1 de abril, último día hábil antes de que Musk revelara su importante participación en la empresa.
El interés de Musk por adquirir Twitter se basa en transformar dicha plataforma y hacerla más próspera, retirándola paulatinamente de la lista de la Bolsa de Valores de Nueva York.
Un dato bastante importante para el futuro de Twitter, es que el día de ayer cuando se dio a conocer la noticia, por medio de un comunicado Musk afirmó lo siguiente:
“La libertad de expresión es la base de una democracia y Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad”, lo que deja entrever su idea de que la libertad de expresión sea la base de esta red social.
Es bien sabido que Twitter no tiene una forma clara de monetización, y Elon Musk busca aportarle este valor. Pero según analistas, esto podría implicar a futuro censura y vetos en determinados temas.
Los empleados de esta plataforma tuvieron una reunión general en la que se plantearon preguntas que van desde el regreso del ex presidente Donald Trump, hasta la reestructuración de personal y modelos de trabajo. Sin embargo, en la reunión con el CEO de la compañía, Parag Agrawal y Bret Taylor, presidente de la junta de Twitter, se dejó claro que no hay planes de despidos en este momento y que las políticas de trabajo remoto de Twitter continuarán hasta que se cierre el trato.
Por ahora resta esperar qué cambios se irán dando de manera paulatina y cómo se reestructurará la empresa con nuevas directivas.
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