Generalmente, el estrés llega al trabajador cuando siente que no alcanzará a cumplir con las tareas que se le han asignado, cuando existe una sobrecarga laboral o cuando no recibe apoyo en el equipo de trabajo.
Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud, “un trabajador estresado suele ser más enfermizo, estar poco motivado, ser menos productivo y tener menos seguridad laboral; además, la empresa para la que trabaja suele tener peores perspectivas de éxito en un mercado competitivo".
Así, los empleados que estén estresados pueden sentirse irritables, faltos de concentración, poco productivos y agobiados.
Entre otras causas de esta reacción se encuentran: inseguridad laboral, funciones indefinidas, malas relaciones laborales, acoso y mala comunicación.
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Contar con empleados estresados puede ser un verdadero problema para la empresa, ya que el rendimiento y la productividad disminuyem, hay menor dedicación y los empleados pueden llegar a desertar, entre otros.
Lo mejor es que existan espacios de apoyo para los equipos de trabajo, acompañamiento y seguimiento de empleados.
También es necesario que haya una delegación correcta de tareas, funciones y cargos entre empleados.
Exigir es importante, pero un nivel de presión exagerado puede causar el efecto contrario en los trabajadores, menos efectividad y rendimiento.
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