Con una gestión en círculos de trabajo y cero jerarquías, las empresas también pueden funcionar. En algunos cargos es más sencillo no tener a un superior para dar resultados y, aunque es claro que la tendencia todavía no es para todas las organizaciones, sí es una opción para tener en cuenta.
“Los cargos en los que no haya un jefe deben ser posiciones demasiado estratégicas, con una visión táctica del negocio para que no deba tener supervisión o seguimiento de su gestión o acompañamiento y así funcionaría al momento de resolver con asertividad cada situación que se le presente”, indicó Nora Martinez, jefe de selección de cuentas estratégicas de Adecco.
Uno de los casos más destacados de este modelo y gestión es el de la empresa finlandesa Vincit, que desarrolla softwares y que tiene a su cargo más de 300 empleados que no cumplen horarios, no tienen jefes, ni están obligados a permanecer en la empresa por horas. En 2016, esta compañía fue elegida como la mejor en toda Europa para trabajar, según el instituto Great Place to Work.
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“Para quienes antes fueron jefes y para muchos empleados que no saben cómo manejar su nueva condición de iguales es difícil manejar el estilo holocrático, pues en la mayoría de empresas sigue pesando mucho el componente político. El referente de progreso y superación en nuestro medio pasa por ascender y ser jefe de otras personas y está muy arraigada en la cultura la responsabilidad siempre y cuando haya alguien supervisando el trabajo. El temor a delegar y a decidir se ve en ambas vías”, analizó, Patricia Vargas Rojano, gerente de Right Management de ManpowerGroup en Colombia.
Este estilo requiere que los individuos basen sus acciones en valores y compromiso personal y deben alcanzar resultados. En ese orden de ideas, nadie tendría que vigilar el desempeño de otro y todos son responsables de todos.
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